Nuevas sustancias psicoactivas: respuestas sanitarias y sociales

Introducción

Esta miniguía es una de un conjunto más amplio, que en conjunto forma Respuestas sanitarias y sociales a los problemas de drogas: una guía europea 2021. Ofrece una visión general de los aspectos más importantes que deben tenerse en cuenta a la hora de planificar o proporcionar respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con las nuevas sustancias psicoactivas, y revisa la disponibilidad y la eficacia de las respuestas. También tiene en cuenta las implicaciones para la política y la práctica.

Última actualización: 26 de octubre de 2021.

Portada de la miniguía de nuevas sustancias psicoactivas: respuestas sanitarias y sociales

Contenido:

Visión general

Cuestiones básicas

El término «nuevas sustancias psicoactivas» se utiliza para una amplia gama de productos químicos o compuestos que se consumen, o se ponen a disposición para el consumo humano, por sus propiedades psicoactivas, pero que no están controlados por las convenciones de control de drogas de las Naciones Unidas. A los efectos de esta miniguía, el término abarca una amplia gama de sustancias nuevas y novedosas que presentan en muchos aspectos retos similares a la hora de desarrollar intervenciones sanitarias y sociales.

Las nuevas sustancias psicoactivas pueden plantear amenazas sanitarias y sociales similares a las asociadas a sustancias controladas más conocidas y a menudo aparecen en las mismas clases químicas amplias (opioides, benzodiazepinas, estimulantes, etc.). Sin embargo, son químicamente diferentes, por lo que los riesgos que presentan para la salud pueden ser diferentes o simplemente desconocidos.

Las nuevas sustancias psicoactivas pueden comprarse a minoristas en línea, a las redes sociales o, en ocasiones, a proveedores de calle principal y comercializarse como sustitutos «legales» de drogas ilegales. También pueden venderse junto con otras sustancias reguladas más conocidas, o como tales, lo que significa que los consumidores pueden no ser conscientes de lo que están consumiendo.

Las nuevas sustancias psicoactivas son consumidas por diferentes grupos, incluidas las personas que consumen drogas con fines recreativos. Debido al coste relativamente bajo y a la gran potencia de algunas nuevas sustancias psicoactivas, también son cada vez más utilizadas por grupos marginados, como las personas sin hogar o las personas con un consumo de drogas a largo plazo y muy problemático. Además, como las nuevas sustancias psicoactivas son más difíciles de detectar e identificar en las pruebas periódicas de orina, las pueden consumir personas que se someten regularmente a procedimientos de análisis de drogas y desean evitar que se detecte su consumo de drogas. Además, el hecho de que estas sustancias de alta potencia puedan ser relativamente fáciles de ocultar significa que, en algunos países, su consumo dentro de la población penitenciaria se considera problemático.

El gran número de sustancias que pueden clasificarse como nuevas sustancias psicoactivas, su diversidad química y la velocidad con la que aparecen son factores que dificultan tanto el seguimiento del problema como el desarrollo de respuestas eficaces y oportunas.

Pruebas y respuestas

Entre las posibles intervenciones se incluyen:

  • Sistemas de alerta temprana y evaluación de riesgos respaldados por datos de redes de laboratorios forenses y toxicológicos sobre la identificación química de nuevas sustancias psicoactivas.
  • Seguridad de los consumidores y otros enfoques reguladores destinados a limitar la disponibilidad de nuevas sustancias psicoactivas y restringir las ventas abiertas.
  • Comunicación de riesgos con las autoridades sanitarias, los profesionales y las personas que consumen drogas relacionadas con nuevas sustancias nocivas.
  • La inclusión de componentes sobre nuevas sustancias tanto en los programas de prevención como de reducción de daños, con mensajes específicos de educación y reducción de daños dirigidos a las personas que ya consumen drogas o que corren el riesgo de consumir nuevas sustancias.
  • Poner a disposición de los profesionales actividades de formación y sensibilización en los servicios de prevención, tratamiento y reducción de daños, con el fin de mejorar sus competencias en la identificación y respuesta al consumo de nuevas sustancias.
  • Desarrollo de directrices clínicas para el tratamiento de la toxicidad aguda causada por nuevas sustancias psicoactivas.
  • Servicios de análisis de drogas que también pueden apoyar los sistemas de alerta temprana y proporcionar un canal para proporcionar información, asesoramiento e intervenciones breves a las personas que consumen nuevas sustancias psicoactivas.
  • Enfoques multidisciplinarios: puede ser necesario vincular diferentes servicios para involucrar a grupos vulnerables que, de otro modo, podrían no estar en contacto con los servicios tradicionales.

En general, las respuestas sanitarias y sociales a las nuevas sustancias son a menudo adaptaciones de programas creados para hacer frente a drogas más consolidadas.

Panorama europeo

  • La legislación de la UE establece un enfoque en tres pasos, que comprende la alerta temprana, la evaluación de riesgos y las medidas de control, que permite a los países detectar, evaluar y responder rápidamente a las amenazas sociales y para la salud pública causadas por las nuevas sustancias psicoactivas. El EMCDDA desempeña un papel fundamental en este sistema.
  • Se están desarrollando y probando estrategias multidisciplinarias de reducción de daños en las que participan grupos vulnerables que, de otro modo, podrían no entrar en contacto con servicios de drogodependencia, por ejemplo, a través de entornos de salud sexual o servicios que trabajan con personas sin hogar.
  • Se están elaborando y publicando directrices clínicas para el tratamiento de las intoxicaciones agudas asociadas a las nuevas sustancias psicoactivas. En algunos países, también se están elaborando directrices específicas sobre la respuesta al consumo de estas sustancias en centros penitenciarios y centros de custodia.
  • Las plataformas de información sobre reducción de daños, a menudo combinadas con el análisis de drogas, están funcionando en varios países y en línea.
  • El tratamiento especializado para los problemas causados por las nuevas sustancias no está bien desarrollado en la mayoría de los países.

Marco de acción para el desarrollo de respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con las drogas

Las respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con las drogas incluyen cualquier acción o intervención emprendida para abordar las consecuencias sanitarias y sociales negativas del consumo de drogas ilegales, como muertes, enfermedades infecciosas, dependencia, problemas de salud mental y exclusión social. El desarrollo y la aplicación de estas respuestas, ya sea a escala de la UE, nacional, local o individual, implica tres pasos básicos:

  • identificar la naturaleza de los problemas relacionados con las drogas que deben abordarse;
  • seleccionar intervenciones potencialmente eficaces para abordar estos problemas; y
  • la aplicación, el seguimiento y la evaluación del impacto de estas intervenciones.

El marco de acción detalla los factores más importantes que deben tenerse en cuenta en cada fase.

Cuestiones clave: pautas de consumo de nuevas sustancias psicoactivas y daños relacionados

Las preguntas clave que deben abordarse a la hora de identificar y definir un problema son: ¿quién se ve afectado?, ¿qué tipos de sustancias y pautas de consumo intervienen y dónde se produce el problema? Las respuestas deben adaptarse a los problemas específicos de drogas que se experimentan, y estos pueden variar de un país a otro y a lo largo del tiempo. La amplia gama de factores que deben tenerse en cuenta en esta fase del proceso se abordan en el Marco de acción para el desarrollo y la implementación de respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con las drogas.

En Europa, el término «nuevas sustancias psicoactivas» se define legalmente a los efectos del sistema de alerta rápida y evaluación de riesgos de la UE como una sustancia, en forma pura o de preparado, que no está cubierta por la Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961, modificada por el Protocolo de 1972, o por el Convenio de las Naciones Unidas sobre Sustancias Psicoactivass de 1971, pero que puede plantear riesgos sanitarios o sociales similares a los que plantean las sustancias cubiertas por dichos convenios (artículo 1 de la Decisión Marco 2004/757/JHA del Consejo, modificada).

En términos más generales, el término «nuevas sustancias psicoactivas» se utiliza a menudo de manera menos específica y no técnica para referirse a una amplia gama de productos químicos o compuestos que se consumen, o se ponen a disposición para el consumo humano, por sus propiedades psicoactivas, pero que no están necesariamente controlados con arreglo a las convenciones sobre control de drogas de las Naciones Unidas. Por lo tanto, el lector debe ser consciente de que la definición de lo que se considera una nueva sustancia psicoactiva puede variar en función del contexto y del tiempo. Por ejemplo, algunas sustancias que históricamente se identificaron como nuevas sustancias psicoactivas, como la mefedrona, se han controlado posteriormente a nivel internacional, pero en algunos contextos todavía pueden denominarse nuevas sustancias psicoactivas. A efectos de esta miniguía, el término se utiliza de manera bastante amplia para abarcar una amplia gama de sustancias nuevas y novedosas que presentan en muchos aspectos retos similares a la hora de desarrollar intervenciones sanitarias y sociales.

Las nuevas sustancias psicoactivas pueden plantear amenazas para la salud y la sociedad similares a las asociadas a las sustancias controladas. También aparecen a menudo en las mismas clases químicas amplias que las sustancias controladas más conocidas, y muchas nuevas sustancias psicoactivas se clasifican como cannabinoides sintéticos, opioides, benzodiazepinas, estimulantes y alucinógenos. Sin embargo, dado que son químicamente diferentes de las drogas establecidas, los riesgos que plantean para la salud pueden diferir y, en el caso de muchas sustancias nuevas, simplemente se desconocen.

Las nuevas sustancias psicoactivas pueden comprarse a minoristas en línea y a plataformas de redes sociales o, a veces, a proveedores de calle principal, y en algunos casos pueden comercializarse como sustitutos «legales» de drogas ilegales. Sin embargo, varios países han introducido reglamentos para limitar su disponibilidad y su venta abierta. Esto significa que, en algunos países, su venta en el mercado libre se ha hecho menos habitual, mientras que, al mismo tiempo, su disponibilidad en el mercado de drogas ilegales ha aumentado. Las nuevas sustancias psicoactivas también se venden junto a sustancias controladas en los mercados de drogas ilegales, a menudo en combinación con otras sustancias controladas más conocidas o en combinación con ellas, lo que significa que las personas que las consumen pueden no ser conscientes de lo que consumen.

Desde aproximadamente 2008, se ha producido un gran aumento de la disponibilidad de nuevas sustancias psicoactivas en Europa. A medida que ha crecido la gama de nuevas sustancias y productos, también lo han hecho los grupos de personas que los consumen. En un principio, la mayoría de las personas que consumieron nuevas sustancias psicoactivas eran personas que buscaban experiencias y efectos novedosos (a menudo denominados «psiconautas»), así como grupos como los aficionados a la música de baile electrónica y los asistentes a discotecas.

El coste relativamente bajo y la alta potencia de algunas nuevas sustancias psicoactivas en comparación con las sustancias controladas más consolidadas también han dado lugar a que los problemas relacionados con las nuevas sustancias psicoactivas parezcan estar aumentando en las comunidades marginadas y excluidas. Entre las personas que consumen estas sustancias se encuentran ahora una gama más amplia de personas, como consumidores de drogas recreativos, personas que se automedican, personas que buscan mejorar su apariencia o rendimiento, grupos vulnerables, por ejemplo, personas que viven sin hogar, y personas que consumen drogas de alto riesgo (incluidas las que se inyectan opioides). Dado que las nuevas sustancias psicoactivas son más difíciles de detectar e identificar en las pruebas de detección rutinarias, las personas que las consumen también incluyen a las que se someten periódicamente a procedimientos de análisis de drogas, como las personas en prisión, las personas que reciben tratamiento por drogas, los conductores y las personas que se someten a análisis de drogas en el lugar de trabajo.

En varios países europeos también se ha expresado preocupación por el consumo de nuevas sustancias psicoactivas y drogas ilegales conocidas, como la mefedrona, el GHB/GBL y la metanfetamina, por parte de hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres y toman dichas sustancias para mejorar, mantener, desinhibir o facilitar el placer sexual. Esta práctica, a veces denominada «chemsex», se asocia a un consumo de drogas de alto riesgo y a conductas sexuales (p. ej., consumo por vía parenteral, sexo sin protección, sexo con múltiples parejas), lo que puede dar lugar a hospitalización, sobredosis, infecciones de transmisión sexual e infección por VIH y VHC (Foco sobre... Abordar los problemas de salud sexual asociados al consumo de drogas).

Las nuevas sustancias psicoactivas se han relacionado con una serie de daños. Entre ellas se incluyen las intoxicaciones mortales y no mortales y la propagación de enfermedades infecciosas relacionadas con las drogas e infecciones bacterianas. En algunos casos, estos resultados se han observado en forma de brotes que plantean exigencias importantes a los sistemas sanitarios. En la actualidad, los opioides sintéticos, como los derivados del fentanilo y los cannabinoides sintéticos, plantean problemas especiales para la salud pública.

Los opioides sintéticos se venden a veces como heroína u otras drogas ilegales o mezclados con ella. También se utilizan para fabricar medicamentos falsos. Por tanto, el riesgo de intoxicación grave y mortal puede aumentar, tanto entre las personas que consumen opioides de alto riesgo como entre otros grupos que no han desarrollado tolerancia a los opioides. La alta potencia de estas sustancias también puede suponer un grave riesgo para la familia y los amigos de las personas que consumen nuevas sustancias psicoactivas, a través de la exposición accidental, así como para los primeros intervinientes, el personal forense, los trabajadores de los servicios postales y el personal de los centros de custodia (véase el Foco sobre... fentanilos y otros opioides nuevos).

En los últimos años, parece haberse producido un aumento del número y la disponibilidad de nuevas benzodiazepinas, como etizolam y flualprazolam. Es especialmente preocupante el creciente consumo de nuevas benzodiazepinas para crear comprimidos falsos de benzodiacepinas que se recetan con frecuencia, como el diazepam (Valium) y el alprazolam (Xanax), que a menudo se venden a precios muy bajos. El consumo de estas sustancias en combinación con opioides o alcohol puede aumentar el riesgo de sobredosis u otras consecuencias negativas, como un comportamiento violento o autolesivo.

Los cannabinoides sintéticos suelen ser sustancias muy potentes que, al principio, se vendían como «alternativas legales» al cannabis. En los últimos años, se ha hecho más habitual que determinados grupos busquen estas sustancias por sus efectos. En los centros penitenciarios, el consumo y la distribución de cannabinoides sintéticos se han asociado a cuestiones como deudas y acoso, así como a la agresión y la violencia (véase el Foco sobre... Cannabinoides sintéticos). Los daños asociados a los cannabinoides sintéticos pueden ser más graves que los asociados a los cannabinoides de origen vegetal, o totalmente diferentes de ellos, y pueden dar lugar a muertes. Además, los datos recientes indican que, en comparación con el cannabis, los cannabinoides sintéticos tienen más probabilidades de causar dependencia y pueden presentar síntomas de abstinencia más graves. Recientemente, se han notificado productos de cannabis adulterados con cannabinoides sintéticos en varios países, relacionados tanto con intoxicaciones no mortales como, en algunos casos, con muertes. Se trata de una evolución especialmente preocupante, dado el número relativamente elevado de consumidores de cannabis en comparación con los consumidores de otras drogas y la elevada potencia y toxicidad conocida de algunos de los cannabinoides sintéticos que se han detectado en los últimos años.

Las catinonas sintéticas tienen efectos similares a los de las drogas estimulantes conocidas y están estructuralmente relacionadas con la catinona, que se encuentra en la planta de khat (Catha edulis). En algunos grupos se ha observado el consumo de catinonas sintéticas como estimulantes. En ocasiones, estas sustancias pueden venderse como otros estimulantes, como la cocaína, las anfetaminas o la MDMA, o mezclarse con ellos. La mefedrona fue una de las primeras catinonas sintéticas en llegar a conocimiento del público, lo que atrajo considerable atención como «euforizantes legales» que aparecieron en el mercado en muchos países antes de que se introdujeran medidas de control a escala europea en 2010. Los efectos secundarios psicológicos de las catinonas sintéticas pueden ser un «bajón» desagradable, depresión, ansiedad, ataques de pánico, paranoia y psicosis. Las personas que consumen catinonas sintéticas también han notificado síntomas de consumo compulsivo y dependencia. El consumo de catinonas sintéticas también se ha observado en algunos grupos de personas que se inyectan drogas y se ha asociado a un riesgo de daños tisulares e infecciones bacterianas o víricas graves. De hecho, la inyección de catinonas sintéticas se ha relacionado a brotes documentados de VIH en algunos países.

Los problemas asociados con el consumo de nuevas sustancias psicoactivas se observan a menudo en visitas a los servicios de urgencias asociadas con la toxicidad de las drogas. La red Euro-DEN Plus de hospitales centinela de 21 países europeos descubrió que las nuevas sustancias psicoactivas estaban normalmente implicadas en alrededor de una de cada diez visitas. Se observaron variaciones geográficas y temporales significativas en la participación de las nuevas sustancias psicoactivas en las visitas a los hospitales, en un período de notificación que osciló entre cero y más de uno de cada cinco, dependiendo del servicio de urgencias.

La evaluación de la prevalencia y las consecuencias del consumo de nuevas sustancias psicoactivas también es complicada, ya que puede ser difícil identificar sustancias nuevas sin el apoyo de servicios forenses o toxicológicos especializados, y es posible que los procedimientos de cribado rutinario establecidos pasen por alto la introducción de nuevas sustancias. La situación se complica aún más por el hecho de que las personas que consumen nuevas sustancias psicoactivas suelen estar mal informadas o no saben qué sustancias han consumido. Esto significa que los datos comunicados por los propios interesados pueden no ser fiables a la hora de identificar las sustancias reales que se han tomado. Las formas en que se pueden vender las nuevas sustancias psicoactivas, en forma de mezclas o de productos de marca cuyos elementos constitutivos cambian con el tiempo, o en lugar de drogas controladas o mezcladas con ellas, plantean retos adicionales para la vigilancia y la respuesta. Como consecuencia de estas dificultades, nuestra comprensión de las pautas de consumo de nuevas sustancias psicoactivas sigue siendo escasa, y la mayor parte de la información procede de estudios de casos de poblaciones y contextos en los que se han producido problemas. No obstante, la información disponible es suficiente para identificar una serie de contextos en los que es probable que las intervenciones dirigidas a los problemas asociados con las nuevas sustancias psicoactivas sean adecuadas.

La dificultad para identificar con precisión qué sustancias se están consumiendo y la falta de conocimientos sobre los posibles riesgos asociados al consumo de sustancias nuevas también pueden presentar problemas en términos de contacto con los posibles consumidores y fomento de la adopción de conductas adecuadas de reducción de daños y búsqueda de ayuda, especialmente cuando las personas desconocen qué sustancia han consumido. Los consumidores también pueden creer erróneamente que si una sustancia parece estar disponible «legalmente», los riesgos de consumo serán menores que los asociados a sustancias controladas más conocidas. Este problema puede agravarse si las nuevas sustancias psicoactivas se comercializan como elementos para el bienestar o ayudas para estudiar o alternativas a medicamentos.

Pruebas y respuestas a los nuevos problemas relacionados con las sustancias psicoactivas

La elección de respuestas adecuadas que puedan ser eficaces para abordar un problema concreto relacionado con las drogas requiere una comprensión clara de los objetivos principales de la intervención o combinación de intervenciones. Lo ideal es que las intervenciones estén respaldadas por las pruebas más sólidas disponibles; sin embargo, cuando las pruebas son muy limitadas o no están disponibles, el consenso de los expertos puede ser la mejor opción hasta que se puedan obtener datos más concluyentes. El Action framework for developing and implementing health and social responses to drug problems (Marco de acción para el desarrollo y la aplicación de respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con las drogas) analiza con más detalle qué debe tenerse en cuenta al seleccionar las opciones de respuesta más adecuadas.

Existen diversas dificultades con respecto a la vigilancia y el desarrollo de respuestas eficaces y oportunas, a saber, el gran número de nuevas sustancias psicoactivas que pueden consumirse potencialmente, su diversidad química y la velocidad a la que aparecen en el mercado. Además, a menudo falta capacidad para detectar y notificar daños agudos (y relacionarlos con una sustancia concreta), así como información limitada sobre la farmacología y toxicología de estas sustancias.

Además de los sistemas de alerta precoz y los controles reglamentarios, otras respuestas incluyen el tratamiento especializado, las respuestas educativas (por ejemplo, la difusión de material educativo), las medidas de reducción de daños (por ejemplo, el suministro de equipos de inyección estériles) y el tratamiento médico de las sobredosis (por ejemplo, la gestión sintomática de las urgencias agudas y la administración de antídotos).

Las respuestas a las nuevas sustancias suelen implicar la adaptación de respuestas basadas en pruebas para reducir los daños asociados a las drogas establecidas. Es posible que los ajustes deban tener en cuenta los efectos específicos de cada droga, las características socioculturales de determinados grupos de riesgo (por ejemplo, las personas que van a muchas fiestas o los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres) o determinadas conductas de riesgo (por ejemplo, un mayor acceso a jeringuillas en respuesta a la alta frecuencia de inyección o la propuesta de vías alternativas de administración).

Vigilancia y alerta precoz

Es esencial saber qué nuevas sustancias psicoactivas se venden y consumen para desarrollar respuestas adecuadas. Los sistemas de alerta precoz y los sistemas de vigilancia relacionados desempeñan un papel central en la identificación y la respuesta rápida a los daños emergentes causados por las nuevas sustancias. Estos sistemas deben basarse en datos relativos a la identificación química de nuevas sustancias procedentes de redes de laboratorios forenses y toxicológicos relacionados con las incautaciones policiales y los casos de intoxicación, y basarse en información procedente de una amplia variedad de fuentes, que pueden incluir servicios policiales, servicios de tratamiento y de umbral bajo, centros toxicológicos, servicios de urgencias hospitalarias e investigaciones forenses de fallecimientos.

Los servicios de análisis de drogas también pueden apoyar potencialmente los sistemas de alerta precoz y aportar un conducto para proporcionar información, asesoramiento e intervenciones breves a las personas que consumen nuevas sustancias psicoactivas. Otras fuentes de datos más novedosas, como el análisis de aguas residuales y otras muestras de orina, así como el análisis de residuos de drogas procedentes de jeringuillas usadas y de drogas recogidas en contenedores de amnistía, también pueden contribuir a la vigilancia en este ámbito.

Prevención

Las intervenciones de prevención que hacen hincapié en las capacidades y las estrategias de afrontamiento son eficaces, independientemente de la sustancia. Cuando se incluyen nuevas sustancias psicoactivas en las actividades de prevención en las escuelas, lo más adecuado sería hacerlo como parte de un programa de prevención genérico que esté respaldado por pruebas de eficacia. Los componentes que incorpora el debate sobre las nuevas sustancias podrían centrarse en proporcionar normas descriptivas y cautelares precisas. Por ejemplo, según datos locales, se pueden incluir mensajes como «muy pocas personas consumen nuevas sustancias» y «los jóvenes como vosotros dicen que no quieren correr riesgos consumiendo nuevas sustancias psicoactivas desconocidas». Es probable que las intervenciones de educación y reducción de daños más específicas dirigidas a las nuevas sustancias sean más adecuadas para las personas que ya consumen drogas o que corren un mayor riesgo de hacerlo, o en entornos en los que se sabe que los riesgos del consumo de nuevas sustancias psicoactivas son elevados.

Contextos clínicos

La práctica clínica en el tratamiento de los problemas relacionados con las nuevas sustancias psicoactivas, como la dependencia, la abstinencia y la toxicidad aguda, es comparable en líneas generales a la de los grupos correspondientes de sustancias establecidas. Esto se debe a que los daños sufridos son similares (con la excepción de los cannabinoides sintéticos, véase el Foco sobre... Cannabinoides sintéticos), mientras que en los casos de toxicidad aguda suele haber una capacidad limitada para comprobar, de manera oportuna, la presencia de nuevas sustancias psicoactivas. Con respecto a los opioides sintéticos, debido a su mayor potencia, es probable que el tratamiento de las sobredosis requiera medidas adicionales, como dosis más altas de naloxona y períodos más largos de observación en un entorno clínico (véase el Foco sobre... Fentanilos y otros opioides nuevos). Esto está en consonancia con las directrices clínicas desarrolladas en otros lugares para responder a los daños agudos y crónicos para la salud relacionados con las nuevas sustancias psicoactivas, como, por ejemplo, la Red de Tratamiento de Nuevas Sustancias Psicoactivas del Reino Unido (Neptune).

Dado que los profesionales sanitarios pueden sentirse poco preparados cuando se enfrentan por primera vez a problemas causados por nuevas sustancias, también son importantes el intercambio de conocimientos básicos, el desarrollo de competencias y la puesta de relieve de cómo transferir las competencias existentes a nuevas sustancias. Por ejemplo, la Drugs Wheel es un modelo que puede utilizarse como recurso y herramienta de formación para el personal sanitario y clínico. Disponible en Internet en varias lenguas europeas, clasifica las drogas, incluidas las nuevas sustancias psicoactivas, en una serie de categorías (por ejemplo, opioides, estimulantes, sustancias psicodélicas), lo que permite al personal clínico proporcionar tratamiento, asesoramiento e información sobre reducción de daños sin un conocimiento detallado de cada compuesto.

Se han observado intoxicaciones mortales y no mortales asociadas a las nuevas sustancias psicoactivas. En ocasiones se manifiestan como brotes de múltiples casos que aparecen durante un período relativamente corto y dentro de una zona geográfica restringida. Estos brotes han puesto de relieve la necesidad de establecer sistemas de intercambio de información para coordinar una respuesta rápida en situaciones similares y comunicar los riesgos de manera eficaz. Es importante proporcionar información adecuada sobre las nuevas sustancias psicoactivas a las personas que consumen drogas, a los profesionales y a los responsables políticos, pero también al público en general, con el fin de evitar informes sensacionalistas en los medios de comunicación y evitar posibles miedos del público. Una estrategia de comunicación de riesgos puede constituir un componente útil de la planificación de la respuesta en este ámbito. La atención debe centrarse en qué tipo de información se comunica, quién la recibe y qué implicaciones puede tener para futuras acciones. También debe valorarse la identificación y reducción de las posibles consecuencias negativas no deseadas de una comunicación deficiente. Por ejemplo, las cuentas de los medios de comunicación que hacen hincapié en determinadas sustancias como especialmente potentes o fuertes pueden fomentar el interés de los consumidores en lugar de reducirlo.

Competencia cultural

Es necesario poseer competencias culturales (conocimiento de la forma en que las cuestiones culturales influyen en las pautas de consumo de drogas y los daños asociados) para conseguir que se contacten y se adopten los servicios. Esto significa que los servicios deben ser accesibles y receptivos para todos los grupos de posibles clientes. Es posible que el personal de los servicios que tratan de atraer a personas que tienen problemas con las nuevas sustancias psicoactivas tenga que recibir formación para desarrollar las competencias necesarias para trabajar con diversos grupos de personas que consumen nuevas sustancias, muchos de los cuales no se habrán presentado previamente a los servicios de drogodependencia centrados principalmente en las drogas ilegales conocidas. Una competencia cultural adecuada puede ser una consideración especialmente importante para el diseño de intervenciones en este ámbito dirigidas a subpoblaciones o contextos específicos.

Reducción de daños

Hay una dificultad especial en las intervenciones en poblaciones de difícil acceso de personas que consumen nuevas sustancias psicoactivas y que sufren, o corren un riesgo elevado de sufrir, daños significativos. Las investigaciones en este ámbito han identificado una serie de grupos que pueden entrar en esta categoría, por ejemplo, personas con problemas crónicos de drogas a largo plazo (incluidas las que se inyectan), hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres y que practican «chemsex», psiconautas sin hogar y personas en prisión. Por lo tanto, es probable que se necesiten respuestas multidisciplinarias y colaboraciones entre los proveedores de servicios sanitarios y de otro tipo en diversos contextos (por ejemplo, clínicas de salud sexual, centros de internamiento y centros de tratamiento de drogodependencias) para reducir los daños en estas poblaciones (véase, por ejemplo, Foco sobre... Abordar los problemas de salud sexual asociados al consumo de drogas).

Cada vez se utiliza más Internet para proporcionar información y asesoramiento, como las intervenciones de «acercamiento en línea» para llegar a nuevos grupos objetivo. Algunos ejemplos en este ámbito son las iniciativas dirigidas por consumidores de personas que consumen nuevas sustancias psicoactivas, como foros y blogs, que proporcionan información sobre la protección de los consumidores, asesoramiento y los denominados «registros de viajes» que describen las experiencias de las personas que ya han consumido una nueva sustancia concreta (dando detalles como el entorno en el que se ha consumido, la cantidad, el momento de su aparición, los efectos y la fase de «bajón»). Se desconoce el impacto y la precisión de estos servicios y podrían proporcionar información engañosa además de asesoramiento valioso. En algunos casos, estas intervenciones se han vinculado a servicios de análisis de drogas, con resultados y mensajes de reducción de daños difundidos en línea y a través de aplicaciones móviles. En la actualidad, sigue siendo necesario realizar más investigaciones en el ámbito de la comunicación de riesgos y la evaluación de diferentes modelos a la hora de proporcionar información sobre las nuevas sustancias psicoactivas a las personas que las consumen.

Panorama europeo: disponibilidad de intervenciones relacionadas con las nuevas sustancias psicoactivas

Sistemas de alerta precoz y estrategias reguladoras

Un marco jurídico de tres pasos de alerta precoz, evaluación de riesgos y medidas de control permite a la Unión Europea detectar, evaluar y reaccionar rápidamente ante las amenazas sociales y para la salud pública causadas por las nuevas sustancias psicoactivas. El EMCDDA es responsable de los dos primeros pasos de este sistema, a saber, el funcionamiento de un sistema de alerta temprana con la cooperación de Europol (la agencia de policía de la UE) y la realización de evaluaciones de riesgos. La Comisión Europea es responsable de proponer medidas de control.

Junto con el desarrollo de sistemas de alerta precoz, las respuestas iniciales a la aparición de nuevas sustancias psicoactivas en Europa han sido principalmente de carácter reglamentario, utilizando herramientas legislativas para reducir su oferta. También se han adoptado medidas en los países productores, por ejemplo, recientemente se han impuesto restricciones en respuesta a la creciente sensibilización mundial sobre los efectos de los derivados del fentanilo en la salud. La dificultad para las respuestas legislativas que plantea la adaptabilidad del mercado de las nuevas sustancias psicoactivas queda ilustrada por el hecho de que (posiblemente en respuesta a los cambios normativos) de los 10 nuevos opioides sintéticos detectados por primera vez en Europa en 2020 por el Sistema de Alerta Temprana de la UE, nueve no pertenecían al grupo del fentanilo, aunque aun así podían presentar una amenaza similar para la salud pública.

Tratamiento

El tratamiento especializado para los daños relacionados con las nuevas sustancias psicoactivas no está bien desarrollado en la mayoría de los países europeos. También existe una demanda limitada en Europa de tratamiento especializado para los problemas causados por el consumo de nuevas sustancias. Esto puede estar relacionado con una serie de factores, por ejemplo, una mala identificación del consumo, una baja prevalencia del consumo y bajos niveles de consumo problemático; o puede ser que muchas de las sustancias que aparecen en esta categoría estén más asociadas a problemas agudos que crónicos, como la dependencia. La identificación deficiente del consumo puede deberse a una infranotificación del consumo o a una notificación incorrecta de las sustancias (ya que las personas que consumen estas drogas pueden no saber qué están consumiendo), a la falta de instrumentos adecuados de cribado y seguimiento y a la escasa sensibilización profesional sobre las nuevas sustancias.

No obstante, en la actualidad se están observando avances en los servicios en varios países. En algunos países europeos se están desarrollando directrices clínicas para responder a los daños agudos y crónicos para la salud, y se está prestando más atención al desarrollo de actividades específicas de educación y prevención y a la promoción de actividades de formación y concienciación para los profesionales. En algunos países también se están desarrollando orientaciones específicas sobre la respuesta al consumo de nuevas sustancias psicoactivas en centros penitenciarios y otros centros de custodia.

Reducción de daños

Las respuestas sanitarias y sociales a los desafíos que plantean las nuevas drogas han tardado en aparecer, pero actualmente se están intensificando en Europa. Estas respuestas incluyen una amplia gama de iniciativas que reflejan todo el espectro de respuestas a las sustancias ilegales establecidas, como las actividades de educación y formación en materia de drogas, las intervenciones por Internet de protección de consumidores dirigidas por ellos mismos y los programas de intercambio de agujas y jeringuillas en servicios de bajo umbral.

La aparición de nuevas sustancias se ha manifestado de diversas formas en diferentes países, y las respuestas nacionales reflejan estas diferencias. En Hungría y Rumanía, donde se ha notificado el consumo de catinonas sintéticas mediante inyección, los servicios de intercambio de agujas y jeringuillas desempeñan un papel importante. En el Reino Unido, donde se ha observado un consumo significativo de mefedrona, se han desarrollado «clínicas especializadas en drogas de discoteca» para interactuar con este grupo de consumidores.

Los servicios que trabajan en los contextos de vida nocturna y recreativos han tenido a integrar sus respuestas a las nuevas sustancias psicoactivas en estrategias establecidas. Algunas ONG y plataformas de Internet, como TechnoPlus y PsychoActif, ofrecen instrucciones detalladas sobre cómo realizar pruebas de nuevas sustancias psicoactivas para detectar reacciones alérgicas y adversas antes del consumo. La ONG SAFE creó en Francia un programa innovador de reducción de daños, HaRePo. HaRePo ofrece asesoramiento sobre reducción de daños por teléfono y correo electrónico, y envía herramientas de reducción de daños a través del servicio postal francés. El programa es gratuito y confidencial y ha logrado llegar a personas que consumen drogas y no están familiarizadas con los servicios de bajo umbral, entre ellos un elevado número de hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres y que practican chemsex utilizando catinonas.

Implicaciones para la política y la práctica

Elementos básicos

Las principales intervenciones en este ámbito son:

  • Sistemas de alerta precoz para vigilar las nuevas sustancias en el mercado y los daños que causan. Deben estar respaldados por la identificación química de las nuevas sustancias por parte de las redes de laboratorios forenses y toxicológicos.
  • Suministro de materiales de formación sobre nuevas sustancias para profesionales sanitarios y creación de plataformas de intercambio de conocimientos para médicos, profesionales sanitarios y trabajadores sociales a escala local y nacional.
  • Intervenciones que abordan el consumo de nuevas sustancias psicoactivas basadas en respuestas a grupos de drogas establecidos, pero adaptadas adecuadamente para tener en cuenta la naturaleza y las pautas de consumo de estas nuevas sustancias, los diferentes grupos de consumidores y los contextos específicos en los que se produce el consumo.

Oportunidades

  • Cuando proceda, se debe animar a las autoridades sanitarias nacionales a elaborar nuevas directrices sobre sustancias psicoactivas, incluidas directrices sobre el tratamiento de las sobredosis. Como alternativa, pueden traducirse y adaptarse las directrices desarrolladas en otros lugares, como la Guía NEPTUNE del Reino Unido, para satisfacer las necesidades nacionales.
  • Deben mejorarse las pruebas analíticas y toxicológicas, asimismo y las capacidades de evaluación del riesgo y los resultados deben divulgarse de una forma oportuna y útil, tanto para los grupos de riesgo como para los profesionales correspondientes.
  • Es necesario desarrollar servicios para abordar las cuestiones específicas del consumo asociado a las nuevas sustancias psicoactivas entre grupos concretos, como las personas sin hogar, las personas en prisión y los consumidores de drogas por inyección.

Lagunas

  • Debe evaluarse la eficacia de las intervenciones adaptadas utilizadas actualmente para responder a las nuevas sustancias.
  • No se conoce bien el impacto de las diferentes formas de comunicar los riesgos asociados a las nuevas sustancias psicoactivas. Por lo tanto, es necesario desarrollar y reforzar la base empírica en el ámbito de la comunicación de riesgos.
  • Para mejorar la selección y el desarrollo de respuestas adecuadas, además de la investigación fundamental (en farmacología y toxicología), se necesitan mejores datos epidemiológicos sobre el alcance del consumo de nuevas sustancias psicoactivas y las motivaciones para su consumo, así como las pautas de consumo y cómo cambian con el tiempo.

Otros recursos

EMCDDA

Otras fuentes

Acerca de esta miniguía

Esta miniguía ofrece una visión general de lo que debe considerarse a la hora de planificar o proporcionar respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con los estimulantes, y revisa las intervenciones disponibles y su eficacia. También tiene en cuenta las implicaciones para la política y la práctica. Esta miniguía es una de un conjunto más amplio, que en conjunto incluye Respuestas sanitarias y sociales a los problemas de drogas: Guía europea 2021.

Cita recomendada: Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (2021), Nuevas sustancias psicoactivas: respuestas sanitarias y sociales, https://www.emcdda.europa.eu/publications/mini-guides/new-psychoactive-….

Identificadores

HTML: TD-03-21-333-ES-Q
ISBN: 978-92-9497-721-2
DOI: 10.2810/36100

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