Reducción de daños: la situación actual en Europa (Informe Europeo sobre Drogas 2024)

La reducción de daños comprende intervenciones, programas y políticas que procuran reducir los daños sanitarios, sociales y económicos asociados al uso de drogas para las personas, las comunidades y las sociedades. En esta página encontrará el análisis más reciente sobre las intervenciones orientadas a reducir los daños en Europa, incluidos datos fundamentales sobre el tratamiento con agonistas opioides, los programas de naloxona, las salas de consumo supervisado de drogas y otros aspectos.
Esta página forma parte del Informe Europeo sobre Drogas 2024, el resumen anual del EMCDDA sobre la situación de las drogas en Europa.
Última modificación: 11 de junio de 2024
La evolución de los problemas relacionados con las drogas plantea un conjunto más amplio de retos para la reducción de daños
El uso de drogas ilegales está reconocido como un factor que contribuye a la carga de morbimortalidad global. Las intervenciones diseñadas para reducir esta carga incluyen actividades de prevención, destinadas a reducir o ralentizar el ritmo al que puede iniciarse el uso de drogas, y la oferta de tratamiento a quienes han desarrollado problemas con las drogas. Un conjunto complementario de enfoques se engloba bajo el epígrafe general de reducción de daños. Aquí se hace hincapié en trabajar sin prejuicios con las personas que usan drogas para reducir los riesgos asociados a comportamientos que, en su mayoría, se asocian a resultados adversos para la salud y, de forma más general, para promover la salud y el bienestar. Probablemente la más conocida de ellas sea la distribución de equipos de consumo por vía parenteral estériles, con el objetivo de reducir el riesgo de contraer una enfermedad infecciosa. Con el tiempo, este tipo de enfoques parecen haber contribuido a la tasa relativamente baja, según las normas internacionales, de nuevas infecciones por VIH asociadas actualmente al uso de drogas por vía parenteral en Europa. A lo largo de la última década, a medida que las pautas de consumo de drogas han cambiado y las características de las personas que usan drogas también han evolucionado, en cierta medida, las intervenciones de reducción de daños también han tenido que adaptarse para abordar un conjunto más amplio de resultados en materia de salud y comportamientos de riesgo. Entre ellas destacan la reducción del riesgo de sobredosis y el abordaje de los problemas de salud y sociales a menudo considerables y complejos a los que se enfrentan las personas que usan drogas en poblaciones más marginadas y socialmente excluidas.
Se necesita un espectro de respuestas para reducir la evolución de los daños relacionados con las drogas
Existen problemas de salud crónicos y agudos asociados al uso de drogas ilegales, que pueden verse agravados por factores, como las propiedades de las sustancias, la vía de administración, la vulnerabilidad individual y el contexto social en el que se realiza el uso de las drogas. Entre los problemas crónicos se encuentran la dependencia y la aparición de enfermedades infecciosas relacionadas con las drogas, pero hay también daños agudos, entre los que la sobredosis de drogas es quizás la mejor documentada. Aunque es relativamente raro a nivel poblacional, el uso de opioides aún es responsable de gran parte de la morbimortalidad asociada al uso de drogas. El uso de drogas por vía parenteral también incrementa los riesgos. En consecuencia, trabajar con usuarios de opioides y con personas que usan drogas por vía parenteral ha sido históricamente un objetivo importante de las intervenciones de reducción de daños, así como el ámbito en el que los modelos de prestación de servicios están más desarrollados y evaluados.
Como consecuencia de ello, algunos servicios de reducción de daños se han integrado cada vez más en la prestación de asistencia sanitaria general a las personas que usan drogas en Europa en las tres últimas décadas. Inicialmente, la atención se centró en ampliar el acceso al tratamiento con agonistas opioides y a los programas de intercambio de agujas y jeringuillas como parte de la respuesta al uso de drogas de alto riesgo, dirigido principalmente al uso de heroína por vía parenteral y a la epidemia de VIH/SIDA. La reciente guía conjunta del EMCDDA-ECDC sobre la prevención y el control de las enfermedades infecciosas entre las personas que usan drogas por vía parenteral recomienda prestar un tratamiento agonista opioide para prevenir la hepatitis C y el VIH, así como para reducir las conductas de riesgo relacionadas con el uso de drogas por vía parenteral, tanto en la comunidad como en los centros penitenciarios. La guía también recomienda el suministro de equipos de uso por vía parenteral estériles junto con un tratamiento con agonistas opioides para maximizar la cobertura y la eficacia de las intervenciones entre las personas que usan opioides por vía parenteral.
En las tres últimas décadas, los enfoques para reducir los daños se han ampliado en algunos Estados miembros de la UE para incluir otras respuestas, como las salas de consumo supervisado de droga y los programas de naloxona para llevar a casa destinados a reducir las sobredosis mortales (Gráfico 13.1). Las intervenciones para reducir las muertes relacionadas con los opioides incluyen las destinadas a evitar que se produzcan sobredosis y las destinadas a prevenir la muerte cuando se produce una sobredosis (Gráfico 13.2).
Se incluye la ejecución a cualquier nivel, incluidos los proyectos piloto.
Mostrar una versión de texto del gráfico anterior
- Reducción de los desenlaces mortales en caso de sobredosis
- Administración de la naloxona*
- Distribución de naloxona y formación* (servicios especializados y primeros intervinientes, comunidad)
- Salas de consumo supervisado de droga*
- Apps de prevención de sobredosis mortales
- Reducción del riesgo de sobredosis
- Tratamiento con agonistas opioides, retención y continuidad asistencial*
- Intervenciones específicas en momentos de tolerancia reducida, por ejemplo, salida de centros penitenciarios o interrupción del tratamiento.
- Evaluación del riesgo de sobredosis, sensibilización y reducción de daños
- Estrategias de prevención de la sobredosis
- Prevención del desvío de medicamentos
- Control de drogas y alertas de salud pública
- Apoyo a la transición de los opioides por vía parenteral a los opioides para fumar
- Tratamientos específicos (tratamiento con naltrexona, tratamiento asistido con heroína)
- Reducción de la vulnerabilidad
- Atención integrada con la salud mental y servicios de salud genéricos
- Intervenciones para mejorar el acceso a la asistencia social y sanitaria
- Programa de vivienda social
- Apoyo a los programas de empleo
- Intervenciones para reducir o prevenir el estigma
Nota: Las intervenciones en las que hay indicios de beneficio y en las que podemos tener una confianza elevada o razonable en las pruebas disponibles se destacan en negrita y están marcadas con un asterisco (*).
Nota: Las intervenciones en las que hay indicios de beneficio y en las que podemos tener una confianza elevada o razonable en las pruebas disponibles se destacan en negrita. Gran parte de los datos actuales sobre las intervenciones enumerados en este gráfico son de reciente aparición o se consideran insuficientes, en parte debido a las dificultades prácticas y metodológicas de la investigación, especialmente en el desarrollo de ensayos controlados aleatorios (véase Foco sobre... Comprender y utilizar las pruebas) y también porque los modelos de prestación de servicios a menudo difieren considerablemente.
En algunos países existen instalaciones de control de drogas, que se han creado con el objetivo de permitir a las personas comprender mejor qué sustancias contienen las drogas ilícitas que han comprado. Los comprimidos, por ejemplo, adquiridos como MDMA, también pueden contener adulterantes y otras drogas, como las catinonas sintéticas. Con muchos estimulantes sintéticos y nuevas sustancias psicoactivas disponibles en el mercado ilícito en forma de polvos o comprimidos de aspecto similar, las personas que usan drogas corren cada vez más el riesgo de no saber qué estimulante o mezcla de sustancias están consumiendo.
La creciente integración de los mercados de nuevas sustancias psicoactivas y drogas ilícitas está creando nuevos retos para la salud pública, como el cannabis a base de hierbas mezclado con cannabinoides sintéticos, los estimulantes mezclados con catinonas y la ketamina o los nuevos opioides sintéticos mezclados con heroína o vendidos erróneamente como heroína. Dado que los episodios de envenenamiento pueden evolucionar rápidamente, la comprensión de lo que constituye la prestación de una comunicación eficaz del riesgo ha cobrado mayor importancia. Aunque la gama de servicios prestados puede variar, todos los servicios de control de drogas llevan a cabo algún tipo de actividad de comunicación de riesgos para la salud, a menudo mediante la emisión de alertas sobre medicamentos analizados y el intercambio de datos con otras partes interesadas. El objetivo es prevenir o reducir los daños a nivel del individuo (la persona que somete la sustancia a control) y de la población (otras personas que pueden estar expuestas a la misma sustancia). Las futuras medidas en este ámbito pueden incluir avances hacia la armonización y la creación de consenso entre los servicios europeos de control de drogas sobre la determinación de criterios y umbrales para cuándo y cómo emitir alertas, así como la adopción de procedimientos operativos normalizados basados en datos contrastados para la comunicación del riesgo para la salud. Estas cuestiones se analizan en un manual reciente elaborado por el EMCDDA y el Proyecto de Información Transeuropea sobre Drogas sobre estrategias de comunicación en materia de riesgos para la salud.
Algunas de estas intervenciones siguen siendo controvertidas por razones que incluyen su estatuto jurídico y la naturaleza evolutiva de su base empírica. Por lo tanto, la cobertura de estas nuevas intervenciones sigue siendo desigual dentro de los países y entre ellos y, cuando existen, a menudo solo se encuentran con mayor frecuencia en las grandes ciudades. En general, la cobertura y el acceso a los servicios de reducción de daños en general, incluidos los modelos de servicios establecidos desde hace mucho tiempo y relativamente bien demostrados, varían considerablemente entre los Estados miembros de la UE y, en algunos países, siguen siendo inadecuados en comparación con las necesidades estimadas.
Aumentar la preparación para reducir los daños causados por las drogas sintéticas de alta potencia y el uso no intencionado
Las sustancias sintéticas potentes tienen un potencial creciente para causar daños relacionados con las drogas en Europa, ya que el consumo involuntario de estas sustancias en polvos o mezclas vendidos como otras drogas puede provocar envenenamientos y muertes. Esto, junto con unos patrones más complejos de policonsumo de drogas, se suma a los ya considerables retos que plantea el desarrollo de respuestas eficaces para reducir las muertes por sobredosis y las intoxicaciones relacionadas con las drogas. Un ejemplo de esta creciente complejidad, aunque actualmente a una escala relativamente pequeña, se observó en Estonia en 2022, donde se identificaron mezclas que contenían nuevos opioides sintéticos y nuevas benzodiazepinas, así como el tranquilizante xilazina. Conocidas respectivamente como «benzo-dope» y «tranq-dope», este tipo de mezclas se han relacionado con el aumento de las muertes por sobredosis y otros resultados negativos relacionados con la salud en Estados Unidos y Canadá. Más recientemente, los opioides benzimidazólicos de alta potencia (nitacenos), que son más potentes que el fentanilo, también se han visto implicados en brotes localizados de intoxicación en algunas partes de Europa (véase también Nuevas sustancias psicoactivas - la situación actual en Europa).
Durante un reciente brote en Irlanda, se llevó a cabo un rápido ejercicio de comunicación de riesgos, con el apoyo de los servicios de bajo umbral, que incluyó la distribución de folletos en los lugares donde se producía el uso de drogas y la difusión de información en las redes sociales y las plataformas de noticias. Este es un ejemplo de cómo los servicios pueden necesitar responder más rápida e intensamente a los brotes de intoxicación por drogas que en el pasado (Gráfico 13.3). La presencia de tales mezclas y sustancias mal vendidas en el mercado pone de relieve la necesidad de revisar los enfoques actuales para la realización de algunas intervenciones de reducción de daños. Por ejemplo, puede ser necesario revisar la distribución y administración del antagonista opioide naloxona en el contexto de estas mezclas y sustancias vendidas de forma engañosa.

En términos más generales, dada la posible evolución del mercado de opioides sintéticos, sería prudente revisar los planes actuales para prepararse y responder a cualquier posible aumento de la disponibilidad y el uso de opioides sintéticos o del daño asociado a estas sustancias. Esto podría incluir la mejora de las capacidades de análisis toxicológico, los mensajes de alerta y la preparación de los intervinientes de primera línea. Cuando las salas de consumo supervisado de drogas estén operativas, los posibles beneficios y riesgos derivados de la prestación de servicios de control de drogas también pueden ser un problema a tener en cuenta. La mayoría de las salas de consumo supervisado de drogas de Canadá, por ejemplo, ofrecen la posibilidad de comprobar la presencia de fentanilo. En la actualidad es poco frecuente en la Unión Europea, pero una sala de consumo supervisado de drogas de Copenhague ha empezado recientemente a prestar este servicio, y se informa de que se están desarrollando otros proyectos piloto en otros lugares de Europa.
Daños relacionados con los estimulantes vinculados a distintos patrones de uso
La reducción de los riesgos asociados al uso de drogas por vía parenteral siempre ha sido un objetivo importante de las intervenciones de reducción de daños, y los modelos de servicios están relativamente bien desarrollados y demostrados. Sin embargo, incluso en este ámbito, los cambios en el uso de drogas están creando nuevos retos para la prestación efectiva de servicios. En la última década, se han producido brotes de VIH asociados al uso por vía parenteral de estimulantes sintéticos ilícitos en 7 ciudades europeas, en 6 Estados miembros de la UE. El uso de estimulantes se asocia a una frecuencia potencialmente mayor de inyecciones en comparación con el uso de heroína, mientras que triturar y disolver crack de cocaína y otros comprimidos para usarlos por vía parenteral también conlleva riesgos adicionales para la salud. Estas pautas de consumo plantean cuestiones relativas, por ejemplo, al tipo y la adecuación de las agujas y jeringuillas que se suministran a las personas que usan drogas en la calle, que ahora se caracterizan típicamente por el policonsumo. Existe una preocupación adicional por el hecho de que las restricciones de servicio durante los confinamientos de la COVID-19 afectaron negativamente a las pruebas de detección de infecciones relacionadas con las drogas, como el VIH y el VHC, y a las formas de atención entre las poblaciones más vulnerables y marginadas de las personas que usan drogas, incluidas las personas sin hogar.
Los estimulantes sintéticos y otras sustancias diversas se consumen para facilitar y potenciar las relaciones sexuales en el contexto del uso sexualizado de drogas por diversos grupos, pero principalmente entre los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, que se conoce como «chemsex». Aunque esta definición es imprecisa, generalmente se utiliza para referirse a situaciones o acontecimientos en los que pueden producirse tanto el uso de drogas de alto riesgo como el comportamiento sexual de alto riesgo. Las drogas implicadas pueden ir desde estimulantes, como la metanfetamina, la cocaína y las catinonas sintéticas, hasta alcohol, depresores como el GHB/GBL y sustancias disociativas como la ketamina. Aunque es difícil estimar la prevalencia del sexo químico o chemsex, la información procedente de estudios de investigación sugiere que se trata de un problema presente, aunque a pequeña escala y entre subgrupos específicos de personas que usan drogas, en toda Europa. Involucrar y proporcionar respuestas eficaces de reducción de daños a las personas que participan en estas formas de comportamientos de alto riesgo sigue siendo un reto, y es probable que sea necesario desarrollar intervenciones adaptadas de reducción de daños. También es probable que se necesiten en este ámbito asociaciones multiinstitucionales sólidas entre quienes prestan servicios de salud sexual y aquellos que prestan servicios de reducción de daños relacionados con las drogas.
Nuevos retos y oportunidades para reducir los daños
A pesar de que la cannabis es la droga ilícita más comúnmente usada en Europa, puede argumentarse que también es un ámbito en el que a menudo faltan consejos e intervenciones para reducir los daños. Las personas que usan cannabis en Europa fuman habitualmente la droga con tabaco, y un ámbito poco desarrollado para el desarrollo de enfoques de reducción de daños es la consideración de lo que podría constituir invenciones eficaces para reducir los daños relacionados con el tabaquismo en este grupo. En términos más generales, a medida que los tipos y formas de productos de cannabis disponibles en Europa siguen cambiando, también lo hacen las consideraciones sobre las implicaciones que esto tiene para las respuestas de reducción de daños. En general, los productos de cannabis, tanto la resina como la hierba, tienen ahora una mayor potencia —contienen más THC— de la que tenían históricamente, y los productos de cannabis de alta potencia se asocian a daños más agudos y crónicos. Además, se ha ampliado la diversidad de tipos de productos, con la puesta a disposición actualmente de productos comestibles, líquidos y extractos para uso con dispositivos electrónicos . Estos cambios dan lugar a nuevos retos potenciales para identificar lo que constituye una intervención eficaz de reducción de daños y oportunidades para aplicarlas a fin de reducir los daños.
El cannabis no es el único ámbito en el que los enfoques de reducción de daños tienen el potencial de desempeñar un papel más importante. Como se señala en otra parte del Informe Europeo sobre Drogas de este año, también hay indicios de un creciente interés de las personas que usan sustancias menos conocidas, incluidas las drogas disociativas y psicodélicas como el óxido nitroso y la ketamina. Estas sustancias tienen el potencial de causar posibles daños, y es probable que algunos patrones de uso aumenten el riesgo de que se produzcan efectos adversos, lo que genera potenciales oportunidades para los enfoques de reducción de daños.
Aunque algunas respuestas a la reducción de daños siguen siendo controvertidas en algunos países de Europa, se acepta en gran medida el concepto general de que las medidas basadas en pruebas para reducir los daños son un componente importante de las políticas equilibradas en materia de drogas. Los contextos en los que operan los servicios de reducción de daños, la base empírica que los apoya y lo que constituyen las normas de calidad de la asistencia en esta materia siguen siendo ámbitos clave para el desarrollo ulterior y la consideración de las políticas. De cara al futuro, la evolución de las amenazas para la salud pública derivadas de los dinámicos mercados europeos de drogas ilícitas destaca la creciente necesidad de evaluar modelos de prestación de servicios nuevos y en evolución que puedan ser necesarios para proteger la salud de las personas en riesgo de sufrir resultados adversos derivados de pautas de consumo más complejas, nuevas sustancias y mezclas, o asociadas a subgrupos o entornos concretos.
El documento del EMCDDA Respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con el uso de drogas: Una guía europea contiene información detallada para quienes deseen saber más sobre las pruebas que existen sobre la eficacia relativa de la reducción de daños y otras formas de intervención.
Principales datos y tendencias
Programas de intercambio de agujas y jeringuillas
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Los programas de intercambio de agujas y jeringuillas también son un componente estándar y ampliamente disponible de los servicios de reducción de daños. En 2022, todos los Estados miembros de la UE y Noruega aplicaban programas de intercambio de agujas y jeringuillas. La cobertura y el acceso a las agujas y las jeringuillas siguen siendo un reto, ya que solo 5 de los 17 Estados miembros de la UE con datos disponibles alcanzaron los objetivos de prestación de servicios de la OMS en 2022 (Gráfico 13.4).
La cobertura se basa en las estimaciones nacionales más recientes sobre el uso de drogas por vía parenteral y el uso de opioides de alto riesgo, junto con los datos sobre las actividades de reducción de los daños (en un máximo de 2 años). La estimación del acceso a un tratamiento de sustitución de opioides para Bélgica se extrae de un estudio subnacional realizado en 2019.
Tratamiento con agonistas opioides
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El tratamiento con agonistas opioides puede considerarse una forma eficaz de tratamiento farmacológico y también un modelo de prestación de servicios que aborda algunos objetivos de reducción de daños. El tratamiento con agonistas opioides es una intervención bien establecida que se aplica en todos los países europeos y se reconoce como un factor de protección contra las muertes por sobredosis. En las clínicas de tratamiento de Europa se prescriben diversos fármacos agonistas opioides, pero la metadona es la más utilizada, ya que la reciben alrededor del 56 % de los clientes que reciben agonistas opioides, mientras que otro 35 % se trata con medicamentos basados en la buprenorfina.
Programas de distribución de naxolona
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Hasta 2022, 16 países europeos han informado de la aplicación de programas de naloxona para llevar a cabo, que incluyen proyectos piloto, para prevenir las muertes por sobredosis, y 10 países han informado de haber abierto al menos una sala de consumo supervisado de drogas, destinados a facilitar un uso más seguro y prevenir diversos problemas de salud (Gráfico 13.5).
Datos de los Estados miembros de la UE, Turquía y Noruega en 2023 o el año más reciente.
Servicios de análisis de estupefacientes
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Doce países europeos informan de la existencia de algún tipo de servicio de control de drogas. Estos servicios pretenden prevenir los daños permitiendo a las personas averiguar qué sustancias químicas contienen las sustancias ilícitas que han comprado y, en algunos casos, facilitan el acceso a asesoramiento o intervenciones breves. Las técnicas analíticas utilizadas por los servicios van desde tecnologías sofisticadas que pueden proporcionar información sobre la fuerza y el contenido de una gran variedad de sustancias, hasta métodos que simplemente muestran la presencia o ausencia de un medicamento concreto (Gráfico 13.6).
Tecnologías de control de drogas clasificadas por orden de mayor precisión y fiabilidad de los resultados:
- Múltiples métodos
(más preciso y fiable) - Cromatografía de líquidos de alto rendimiento
- Espectroscopia de transformación de Fourier
- Cromatografía de capa fina
- Equipo de análisis con reactivos
(menos preciso y fiable)
Salas de consumo supervisado de droga
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Aunque las salas de consumo supervisado de droga se han convertido en una respuesta de reducción de daños más aceptada, su establecimiento sigue siendo problemático en algunos países. En 2023, 10 Estados miembros de la UE y Noruega disponían de instalaciones operativas (Gráfico 13.7). En los casos en que están presentes poblaciones multiculturales y nuevas poblaciones inmigrantes, es conveniente impartir a las personas que usan drogas de alto riesgo un mayor número de mensajes sobre reducción de los daños en su propia lengua.
Fuente: Red europea de salas de consumo supervisado de drogas (ENDCR) y correlación — Red europea de reducción de daños (C-EHRN).
Tenga en cuenta que todas las coordenadas geográficas utilizadas aquí solo son aproximadas.
Intervenciones en los centros penitenciarios
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Los datos del EMCDDA sobre la reducción de daños y las intervenciones terapéuticas disponibles en los centros penitenciarios en 2022 muestran que la continuidad del tratamiento con agonistas opioides estaba disponible en todos los Estados miembros de la UE, excepto República Eslovaca, así como en Turquía. El inicio del tratamiento con agonistas opioides en centros penitenciarios no estaba permitido en 2 países (Bulgaria, República Eslovaca). Los programas de intercambio de agujas y jeringuillas estaban disponibles en centros penitenciarios de 3 países: en todos los centros penitenciarios de España y Luxemburgo (2 centros penitenciarios), y en un centro penitenciario de mujeres en Alemania. La naloxona para llevar estaba disponible en 7 países (Alemania, Estonia, Irlanda, Francia, Italia, Lituania y Noruega) (Gráfico 13.8).
Situación europea por tipo de intervención en un centro penitenciario
Fuente: Centros penitenciarios y drogas en Europa: retos actuales y futuros (EMCDDA, 2021), actualización con datos recientes de los libros de trabajo de instituciones penitenciarias de 2023, puntos focales nacionales del EMCDDA
Datos de origen
Los datos utilizados para generar las infografías y los gráficos de esta página pueden consultarse a continuación.
El conjunto completo de datos de origen para el Informe Europeo sobre Drogas 2024, incluidos los metadatos y las notas metodológicas, está disponible en nuestro catálogo de datos.
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